Tonta luna, escondida entre las nubes,
espiando nuestro beso furtivo,
para luego salir corriendo a contar,
que a escondidas me veo contigo.
Las estrellas, cómplices de nuestros encuentros,
le cierran el paso al instante
saben que son celestinas,
de los más apasionados amantes.
La luna en su amarga envidia,
al verse ella tan poco deseada
anhela solo uno de mis besos
tan solo anhela ella ser besada.
Antonio Carlos Vargas Ortiz
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